sábado, 11 de julio de 2020

¿Destruir o recuperar el medio ambiente?

Cuidando el medio ambiente: amenazas, conciencia y acciones eco ...



Desde 1974, cada 5 de junio se celebra el Día Internacional del Medio Ambiente.  Toda persona tiene derecho a un medio ambiente adecuado para la realización de otros derechos humanos, incluidos los derechos a la vida, la alimentación y la salud.  Los derechos ambientales o de la naturaleza regulan las relaciones de las personas con la naturaleza para preservar y proteger el medio ambiente.  El problema del medio ambiente es de todas y todos, es un problema que debe resolverse con la participación de todo el mundo, creando conciencia ambiental y responsabilidad social ambiental, porque “El mundo no va a sobrevivir mucho más tiempo como cautivo de la humanidad” 1.

El medio ambiente es un derecho humano

El objetivo fundamental de los Derechos Humanos es garantizar que cada persona pueda vivir en paz en su comunidad y con la sociedad global, respetando los derechos que por su dignidad humana todos tienen.  Todas las actividades diarias, entre ellas la educación, el trabajo, la convivencia con amigos y familia, la salud y el entretenimiento, dependen de que se pueda salir a la calle, por lo que, es indispensable un medio ambiente sano que permita la realización del bienestar y el desarrollo.
Se entiende la importancia del medio ambiente sano para la realización del bienestar humano especialmente cuando comprobamos que el daño ambiental causa enfermedades, destrucción y muerte.  Alrededor del mundo muere un millón de niños por contaminación de aire y agua, y, el cambio climático amenaza a las generaciones presentes y futuras.

Conciencia ambiental

La conciencia ambiental es una filosofía de vida compuesta por un conjunto de vivencias y conocimientos para que cada persona las utilice activamente en su relación con el ambiente.  Para la construcción de esta conciencia ambiental se hace indispensable la educación que impulse el desarrollo de la competencia ambiental, con información veraz y oportuna.
La educación ambiental se constituye en un proceso para toda la vida y su objetivo es impartir conocimiento ecológico, desarrollar actitudes y valores hacia el medio ambiente, provocar compromiso y acciones en favor de un uso racional de los recursos medio ambientales. Sin esta educación es imposible la formación de conciencia ambiental. En el 2010 en Guatemala, se decretó la Ley de Educación Ambiental, declarando de urgencia nacional el fomento, la difusión y la promoción de la educación ambiental, ya que a través de ésta se desarrollan las capacidades y actitudes para encaminarnos al desarrollo sostenible.
Los logros de los objetivos de la educación ambiental están al alcance de todas y todos, es solo cuestión de decidirse a desarrollar la conciencia ambiental individual, que al unirse a la de mucha gente, logrará cambios positivos sobre el medio ambiente.  Estos objetivos pueden resumirse en: concienciar sobre los problemas ambientales en la familia, en las conversaciones, en todos los medios de relación; desarrollar la capacidad para obtener información sobre los problemas ambientales de las comunidades en que vivimos; y, ampliar los conocimientos de entorno próximo en el que se vive, para conocer las problemáticas ambientales y tomar acciones para su solución.

Responsabilidad social ambiental

Corresponde a las empresas asumir la responsabilidad social ambiental adquiriendo el compromiso para preservar y cuidar el medio ambiente, a través de (1) evaluar el uso que da a todos los recursos naturales que utiliza para la producción de su producto y los materiales de empaque que usa; y,  (2) tomando acciones positivas para apoyar el saneamiento y recuperación ambiental del entorno donde operan.
En este punto se unen los dos aspectos de la transformación ambiental: personas con conciencia ambiental, que son clientes, y, empresas con responsabilidad ambiental, que pueden atender a esos clientes que buscan la protección del medio ambiente.  Desde hace años se viene utilizando el concepto de marketing verde como una opción favorable que tienen las empresas para promover sus productos y a la vez hacer una contribución al medio ambiente.  El objetivo principal de este tipo de marketing es preservar los recursos no renovables, tratando de crear una conciencia positiva en los consumidores de los productos o servicios que ofrecen. Los empresarios obtienen beneficios, los consumidores ven satisfechas sus necesidades y protegida su conciencia ambiental y el mundo mejora su medio ambiente.
El rescate, cuidado y preservación del medio ambiente es un compromiso de todos, desde el niño que está en formación, del adulto que ve cómo el mundo se deteriora, del trabajador que usa instrumentos fabricados con recursos naturales, del maestro que enseña y debe fomentar conciencia en los niños, de los padres de familia que dan el ejemplo a los niños, de los gobernantes que tienen la posibilidad de legislar y hacer que se respete esa legislación.  Y por supuesto la responsabilidad es mía, que escribo, y, es tuya que lees, es momento de recordar que “La naturaleza sostiene la vida universal de todos los seres” 2 y sin ella estamos perdidos.
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(1) Quinn, Daniel. 1994. Ismael.
(2) Dalai Lama. 1999. El arte de vivir en el nuevo milenio.

Este artículo fue publicado en El Indagador  el 5-6-2020 en: 
https://indagadorgt.com/2020/06/05/destruir-o-recuperar-el-medio-ambiente/

jueves, 4 de junio de 2020

¿Qué espera para Aprender?

Aplicación permite aprender otro idioma mientras se chatea ...

Nunca es tarde para aprender.  El aprendizaje a lo largo de la vida es un concepto que va más allá de las instituciones educativas y abre toda clase de espacios y comunidades de aprendizaje, logrando que la educación deje de ser un privilegio de pocos o de un rango limitado de edad.  Este paradigma educativo propone impulsar una sociedad en la que todas y todos puedan aprender libremente y respondiendo a sus intereses particulares.  “El concepto de educación a lo largo de la vida es la llave para entrar en el siglo XXI” 1, para sobrevivir en los espacios laborales, para actualizarse profesionalmente, y, para satisfacer los intereses y deseos personales de conocimiento.

Renovar y reinventar

Aunque modernamente el concepto de aprendizaje a lo largo de la vida tiene ya más de cinco décadas, sus principios, espacios y oportunidades de realización personal, apenas están llegando a nuestros países.  De hecho, ante la emergencia sanitaria provocada por el Covid-19, quedó en evidencia la falta de preparación del sistema educativo para responder y continuar con la preparación de los estudiantes a todo nivel educativo.  Quedó en evidencia también la ausencia de competencias digitales tanto en docentes como en discentes.  Sin embargo, más allá de los recursos digitales, que son muy importantes y que deben ser usados para aprender, la ciudadanía en general y las instituciones se han quedado muy cortos en la adquisición de estrategias de aprendizaje continuo y en la creación de espacios para conformar comunidades de aprendizaje a lo largo de la vida.
El aprendizaje permanente hace uso de diferentes recursos: libros, revistas, experiencias diarias de vida, conferencias, seminarios, arte, cursos libres, cursos universitarios, computadoras, teléfonos inteligentes, internet y otros, y definitivamente se necesitan lugares para acceder a ellos: bibliotecas, teatros, extensiones educativas de las instituciones, accesos públicos a internet, parques, etc. La carencia de estos recursos y espacios complican poner en marcha los procesos de aprendizaje a lo largo de la vida. Junto con estas privaciones que acosan a nuestro país, se debe agregar la ausencia de preparación a todo nivel para desarrollar la competencia que permita aprender permanentemente.

Los 4 pilares de la educación

El aprendizaje a lo largo de la vida incluye todas las experiencias de aprendizaje, ya sea formal, no formal o informal, y sus principios básicos se cimentan en: el papel protagonista de quien aprende, la igualdad de oportunidades (acceso a los recursos e instituciones) y la calidad y pertinencia.
El aprendizaje a lo largo de la vida es una respuesta a los avances continuos en la ciencia y la tecnología que afectan la vida de los ciudadanos en todas las esferas del diario vivir.  Y, por lo tanto, se convierte en un derecho democrático que debe ser protegido, promovido y proveído, al menos, en la accesibilidad y en el apoyo del desarrollo de las competencias necesarias en los ciudadanos.  El propósito del aprendizaje permanente es individual y social al mismo tiempo pues sus objetivos son: la realización personal, la ciudadanía activa, la integración social, y, la empleabilidad y adaptabilidad. Para lograr su propósito se hace vital el impulso y desarrollo de competencias en los 4 saberes de la educación:
  • Aprender a conocer. Saber cómo adquirir los conocimientos generales y específicos que interesan; impulsar la curiosidad intelectual; motivar el sentido crítico; construir autonomía en las decisiones; y, conocer y analizar la realidad.
  • Aprender a hacer. Desarrollar la capacidad de comunicarse y trabajar con los demás; competencia de afrontar y solucionar conflictos; dinamizar los procesos de producción.
  • Aprender a vivir juntos. Para la convivencia pacífica, el descubrimiento de los otros y conjuntarse en un nosotros, asumir la interdependencia.
  • Aprender a ser. Desarrollo integral de sí mismo; responsabilidad individual y colectiva; desarrollar y defender la libertad de juicio, opinión y crítica.

Características de un aprendiz permanente

Una persona que decide aprender para toda la vida debe investigar, empoderarse con los recursos a su alcance y comprometerse a desarrollar estas características:
  • Habilidades y actitudes para el aprendizaje
  • Confianza de aprender
  • Voluntad y motivación para aprender
  • Mente inquisitiva
  • Espíritu crítico
  • Alfabetización digital
  • Sentido de dominio propio
Los ciudadanos deben estar preparados para hacer frente a los retos de la sociedad del conocimiento, desarrollar las competencias para moverse en cualquier ámbito de aprendizaje individual y colectivo, renovarse y reinventarse para el trabajo, y, encontrar la información necesaria para su autorrealización y mejorar la calidad de vida.  Al final se debe ser consciente de que el esfuerzo vale la pena ya que “el aprendizaje es un simple apéndice de nosotros mismos; dondequiera que estemos, está también nuestro aprendizaje” 2. Así que ¿qué espera para aprender?


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(1) Delors, Jacques. 1996. La educación encierra un tesoro.
(2) Shakespeare, William. 1600. El mercader de Venecia.

Este artículo fue publicado originalmente en El Indagador el 29/5/2020 en:
https://indagadorgt.com/2020/05/29/que-espera-para-aprender/

lunes, 1 de junio de 2020

Al mal tiempo, buena cara

Gozo en las pruebas – Explorando la fe

Guatemala, amada patria, tiene lugares tristes, guatemaltecos viviendo a orillas de ríos de aguas negras, con desagües a flor de tierra, con calles de tierra, en casas de láminas y retazos de cartón, sin agua potable, pasando hambre, y, en constante peligro de desastres naturales.  Y los valientes guatemaltecos, a pesar de todo, cuentan un chiste, sonríen ante la tragedia, sobreviven un día más y mantienen la esperanza, porque las experiencias que viven a diario, les han enseñado que cuando las cosas van mal, cuando las cosas se complican, lo más conveniente es enfrentarlas con la mejor actitud, porque han descubierto que “La raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: la risa” 1, un arma que todos debemos aprender a usar, a diario, en todo lugar y ante cualquier circunstancia.

No contagiemos una pena más

Cada día representa un enorme desgaste emocional, al enfrentar los retos cotidianos personales y sociales de la vida en sus diferentes dimensiones: económicas, relaciones, trabajo, violencia, etc., todo esto provoca que los niveles de estrés se disparen, las ansiedades se multipliquen y la insatisfacción esté presente a flor de piel.  Éstas situaciones extremas de estrés pueden conducir a una crisis emocional cuando se carece de las habilidades para afrontar los problemas. Las emociones debilitantes empiezan a emerger y se manifiestan como enojo, tristeza, depresión, desesperanza, temor y desesperación, y, empiezan a llenar el ambiente en que se vive, contaminando y contagiando, como el peor de los virus, a todos con los que se convive. No contagiemos una pena más.
El reto que debemos proponernos es ser portadores y transmisores de optimismo y alegría por las palabras que se expresan, la energía que se transmite, los pensamientos que se expresan, la actitud que se asume e incluso por un acto elemental, simple y poderoso: la risa.

Un poderoso jajajá

Aprender a vivir las circunstancias que vida presenta desde perspectivas más alegres y felices y reír de esas situaciones y de nosotros mismos hace que se gane tranquilidad, energía, esperanza, ayuda a despejar la mente y a encontrar mejores soluciones.  Los niños viven sin preocupaciones, juegan a pesar de las circunstancias, inventan superpoderes, sonríen y muchas veces sorprenden con sus carcajadas que a los adultos parecen sin sentido, sin motivo, pero ríen, ríen, ríen y eso aleja cualquier tristeza.  Los niños sonríen en promedio 200 veces al día mientras los adultos solo 20. La risa no es cuestión de chistes (que también ayuda) es más una cuestión de encuentros, con la familia y con los amigos, esas personas especiales que hacen recordar el propósito de vivir, que hacen recordar los momentos vividos, que inspiran a seguir adelante, a determinar que se puede vencer cualquier obstáculo.
Reír es saludable: regula la presión arterial, aumenta la energía, da sensación de bienestar, cambia la atención de lo negativo a lo positivo, mejora la calidad del sueño, tonifica las expresiones faciales, controla la depresión, mejora la memoria, fortalece el sistema inmunológico, combate el insomnio, y, si esas razones fueran pocas, ríe porque te hace ver más joven y atractivo.

Reparte la magia de reír

En medio del caos que la vida puede presentar se necesitan héroes que ayuden a hacer más soportables las penas, que ayuden a preservar la capacidad de alegrarse por vivir, que rescaten la visión de un mejor futuro, que logren dibujar sonrisas en los rostros de la gente más cercana, que contagien el virus de la risa, que contaminen a muchos para que ellos a su vez contagien a más. Reír es contagioso. Las personas que hacen reír son mágicas. Apagan las penas y desvanecen las sombras de los malos días con comentarios ingeniosos, con esa alegría que se contagia, que acaricia el corazón y que llena de esperanza.
Hoy es el tiempo justo para rescatar la capacidad de reír, para transmitir esa energía única que se percibe en la sonrisa y para dejar recuerdos inspiradores que al ser evocados produzcan automáticamente una sonrisa más, un motivo más para seguir adelante, porque “…la risa es más fuerte que las lágrimas, y su resultado más positivo. Reíros desde el fondo del corazón” 2, porque cada persona merece lo mejor y eso sin duda empieza con una sonrisa.

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(1) Twain, Mark. 1872. Pasando fatigas.
(2) Mahfuz, Naguib. 1987. Charlas de mañana y tarde.

Artículo originalmente publicado en El Indagador el 15/5/2020 en:
https://indagadorgt.com/2020/05/15/al-mal-tiempo-buena-cara/

sábado, 30 de mayo de 2020

¿Por qué estás vivo? La urgencia de reinventarse


La sociedad global con sus casi obligadas tendencias de consumo y competencia se ha visto paralizada ante la aparición del COVID-19 sumiendo en la incertidumbre y el temor a millones de personas que, ante el cambio abrupto en las condiciones de vida, han quedado paralizadas, temerosas y en busca de respuestas que le den sentido a sus vidas. Aquí cobra validez que “no es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio” 1. Y cuando la obligación y oportunidad de “cambiar” se presenta en forma inesperada y abrupta, el mejor camino es reinventarse.  Y quizá: reinventar la sociedad.

Las eternas preguntas de propósito

Las conocidas preguntas sobre la existencia, su propósito, su continuidad o su terminación han invadido la mente de las personas en todo momento de la historia y como respuestas han surgido teorías, mitos, y leyendas; algunos que provocan consuelo otros que provocan desazón.  Las respuestas generadas motivan comportamientos hacia la acción o hacia el estatismo, provocando vidas internamente enriquecidas con paz, alegría y satisfacción, o, vidas llenas de temor, angustia y descontento.  Las crisis, todas, como una moneda, tienen dos caras, una de devastación, y, otra, de oportunidad, pues ante la adversidad, con la actitud correcta, pueden surgir cambios positivos que permitan redireccionar y dar sentido a la vida al descubrir fortalezas, cualidades y competencias. 

El pesimismo es contagioso


Una sociedad conforma sus creencias y competencias basada en su diario vivir, en las experiencias de sus habitantes, en la historia que le ha dado forma.  El desarrollo humano contempla tres dimensiones que se traducen en seres humanos felices y resilientes: (1) vivir una vida larga y saludable; (2) tener educación formal y constante; y, (3) gozar de un nivel de vida digno.  A estos tres elementos se les debería sumar la observancia y promoción de los derechos humanos, el compromiso por la democracia y el respeto por la igualdad y equidad. Con estos elementos se conforman sociedades positivas, optimistas y capaces de hacer frente a emergencias, crisis y cambios, saliendo fortalecidas y con mejores opciones para definir, enfrentar y vivir bien el futuro.

Cuando el desarrollo humano es mínimo o inexistente como atestiguan millones de habitantes de países del Tercer Mundo, el pesimismo se vuelve algo cotidiano, mismo que se desarrolla en la mente individual y la mente colectiva de la sociedad debido a vivencias cotidianas de: falta de educación, sistemas precarios de salud, violencia generalizada, hambre, desnutrición, desempleo y corrupción.  Entonces sí, el pesimismo es contagioso.  El pesimismo se apodera de los pensamientos, provoca las emociones y dispara acciones negativas sin energía, sin pasión y sin esperanza.

La superación es posible

El pesimismo con su constante alimento social negativo es posible de erradicar en el individuo y en la sociedad. Se requiere de decisión, de compromiso, de constancia, de creatividad y de formación de nuevas creencias; características que todo ser humano puede desarrollar y cuya semilla se encuentra ya en el interior de cada uno, porque incluso en terribles circunstancias el ser humano tiene la libertad de reinventarse, de crear sus propios y nuevos mitos que dirijan su propia vida y la reconstrucción de una sociedad más justa, solidaria y equitativa.
Para reinventarse es necesario afrontar el cambio.  Para afrontar el cambio se debe estar empoderado con tres autoconocimientos vitales: (1) Quién soy, esto es evaluarse internamente, descubrir debilidades, creencias y limitantes, pero también es, descubrir capacidades, potencialidades.  Esto permite afrontar toda influencia externa que puede estar condicionando la forma en que se ve la vida y sus posibilidades, y, más importante, brinda la capacidad de liberarse de cualquier atadura que limita el propio desarrollo. (2) Cómo me reinvento, esto es verse construyendo un nuevo ser libre para trascender, definir qué se quiere hacer, visualizarse en movimiento por el mundo, cómo está y cómo debe estar.  Con este autoconocimiento se logra la voluntad para cambiar el mundo entero. (3) Actuar con sentido, que deviene de la seguridad, destreza, convicción y creencia logrados por los autoconocimientos descubiertos.

Cambiar junto a la comunidad

Reinventarse requiere un acto de soledad, una introspección de descubrimiento, una valoración de recursos propios y la creación de escenarios vitales individuales y para la comunidad en donde se vive. Sin embargo, al reinventarse, se debe incluir las relaciones interpersonales como esencia del cambio, porque como ya lo demostró la pandemia que se está viviendo, ante la ausencia de otros seres humanos con los cuales convivir, la propia humanidad se tambalea, se atemoriza y se deteriora.  El cambio es posible, la reinvención personal con proyección hacia una reinvención social con valores de solidaridad, respeto por la dignidad de todas y todos y con oportunidades igualitarias y equitativas está en las manos de cada uno, porque “al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas «la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino”2. Ante la situación del COVID-19 que ya no puede cambiarse se debe aceptar con compromiso y determinación el desafío de cambiarse a sí mismo y reinventar la sociedad en que se vive.

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(1) Darwin, Charles. 1859. El origen de las especies
(2Frankl, Viktor. 1946. El hombre en busca de sentido

Artículo originalmente publicado en El Indagador el 3/4/2020 en:

viernes, 29 de mayo de 2020

El difícil oficio de sobrevivir

Sobrevivir en tiempos de crisis

Cuando se tienen a la vista las “radiografías” de las condiciones sociales y económicas de América se logran entender las escenas cotidianas que se ven en todos los países americanos y que parecieran ser producto de la imaginación de los mejores productores de cine.  El Programa Mundial de Alimentos de la ONU revela que 135 millones de personas experimentan hambre aguda. El efecto del hambre tiene sus factores sociales, económicos y políticos, que la mayoría de personas no comprenden o no tienen la oportunidad de entender, sin embargo, se debe hacer el esfuerzo de conocer esta realidad, qué la provoca y qué pasará en el futuro, porque “No tengas miedo de la muerte; ten miedo de una vida no vivida. No tienes que vivir para siempre, sólo hay que vivir” 1, y ese es el reto, dejar de sobrevivir para vivir plenamente. 
Sobrevivir
Sobrevivir implica seguir vivo a pesar de las estrecheces o dificultades de la vida, es decir, seguir con vida en medio de condiciones adversas y sin medios para facilitar la superación de la circunstancia que se presenta.  Sobrevivir en la sociedad actual implica vencer problemas sociales y económicos como: extorsiones, asaltos, asesinatos, violaciones, pésima calidad en los servicios de salud, transporte público totalmente deficiente y peligroso, inseguridad alimentaria, desempleo, subempleo, altos precios de la canasta básica, injusticia, corrupción, invisibilidad social, etcétera, además, debe superarse también la crisis de valores que rodean cada aspecto de la vida en sociedad.
Sobrevivir exige un esfuerzo constante, estar en alerta, vigilar cada movimiento, estar a la defensiva.  Para sobrevivir se hace necesario estar preparado con conocimientos técnicos mínimos que puedan ser aplicados a la situación que se presenta, se hace necesario adaptarse a la situación, ser creativo con el uso de las herramientas al alcance, y sobre todo, desarrollar la actitud adecuada ante los retos que se presentan, estar decidido a vivir, a pesar de todo, en contra de todo pronóstico y ante cualquier obstáculo que se presente.
Sobrevivir no es fácil. Muchos no lo logran. Por eso al que sobrevive a una experiencia traumática: un accidente, una enfermedad grave, estar perdido en la selva, se le entrevista, celebra e interroga para aprender cómo lo logró. Sobrevivir en Guatemala es la experiencia diaria de 8 millones de ciudadanos en pobreza y extrema pobreza, desempleados y con poco o nulo acceso a oportunidades de desarrollo. Y los otros 9 millones de guatemaltecos con mínimas excepciones, deben sobrevivir a violencia generalizada, desigualdades, subempleo, ingresos económicos bajos, actos de corrupción que corroen la economía del país, acomodamiento, imposibilidad de tan siquiera soñar con la movilidad social. Y ahora debe sumarse a la ecuación de sobrevivencia, la actual pandemia con efectos directos en la salud y vida humana, y, los efectos económicos y sociales que ésta provocará.
Sobrevivir es cansado
Mantenerse en la lucha de vivir es cansado, consume toda la energía y desgasta mental y emocionalmente. Y cuando esa necesidad de supervivencia es aplicada no ante una emergencia sino ante un diario vivir en sociedad, es frustrante, asesina sueños, esclaviza pensamientos y conforma creencias de incapacidad, imposibilidad y conformismo al aceptar que “así son las cosas”, “ese es el destino” y no hay nada más que hacer.
Recuperar la ilusión de vivir
El propósito en todo momento debe ser VIVIR. Y para lograrlo se debe ante todo recuperar la capacidad de soñar, tal y como lo hace un niño pequeño cuando se le pregunta ¿qué quieres ser cuando seas grande?, sin duda en esa pregunta está la clave para reconstruir la esperanza, para desarrollar la fuerza y nunca desistir, para comprometerse con un sistema de valores que impulsen hacia el propósito, y, para luchar como se hace para sobrevivir, ahora para vivir y hacer que la vida valga la pena para sí mismos y para el entorno en el que se vive.  Para recuperar esa capacidad y para afrontar esta tarea plenamente dotados de recursos físicos, materiales, mentales y emocionales, se hace necesario ejercer autodisciplina para comprender, desaprender y aprender la realidad social en que se vive, unirse a personas con la misma convicción de vida y entre todos fortalecerse en este proceso de aprendizaje que debería incluir como mínimo: recuperación de la memoria histórica, la historia política del país, la participación ciudadana, la adopción y práctica de los derechos humanos,  los mecanismos de auditoría social y los procedimientos de denuncia.  Todos estos temas como fundamentos de la construcción de una Cultura de Paz en donde todas y todos tengan la misma oportunidad y los mismos recursos para lograr el anhelado desarrollo.
La pandemia coloca a la humanidad en una delicada situación en donde esos 135 millones de personas con hambre pueden duplicarse, en donde las amenazas sociales de la vida pueden incrementarse, y, es que, «la vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse» 2, así que no debe dejar pasar un minuto más, las condiciones para vivir una buena vida pueden lograrse si usted, yo y todos accionamos unidos en pos de cambiar la historia, la triste historia que se ha sobrevivido. ¡Es tiempo de vivir!

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(1) Babbitt, Natallie. 1975. Tuck para siempre.
(2) Sabato, Ernesto. 2000. La resistencia.

Artículo originalmente publicado en El Indagador el: 

miércoles, 27 de mayo de 2020

¡Alto! Es hora de desaprender

Aprender a desaprender: la difícil asignatura, pendiente de ...

La competencia, muchas veces desleal; la falta de equidad; el consumo desmedido; la alta producción que pone en riesgo los recursos naturales; la voracidad; el acaparamiento; valorar más lo material que lo humano; y, más recientemente, el FOMO (fear of missing out) temor a perderse algo, ejemplificado en la compra compulsiva, temerosa y masiva de papel higiénico, son en su conjunto las características de las sociedades de consumo, son los “valores” que caracterizan a una sociedad automatizada por el querer tener más, a cualquier precio, pasando por quien sea necesario.
Llegó la hora de cambiar, “no se trata de quemarlo todo, ni de destruir nada, se trata de transformarse, de cambiar la forma de ver y entender la vida”1, para desaprender estilos de vida egocéntricos y transformarlos en estilos de vida inclusivos, solidarios y empáticos.

El proceso liberador de la educación

La educación debe entenderse como un proceso de construcción de competencias para liberar el potencial que cada ser humano posee para vivir una vida plena, con satisfacción y con una completa convicción de estar generando momentos memorables y de alto beneficio propio y para las personas con que se comparte el espacio comunitario, enriqueciéndolo e impulsándolo hacia un desarrollo para todas y todos.
Este conjunto de acciones o actividades sistematizadas que constituyen el proceso educativo, siempre tiene un fin predefinido, un propósito al que obedece y que debe cumplirse. En algunas ocasiones, son las familias quienes definen y dirigen el propósito; en otras ocasiones, la mayoría de veces, son los gobiernos los que dictan y determinan ese propósito, para responder a los intereses y necesidades de los grupos de poder.
Al descubrir las grandes falencias de un sistema educativo que privilegia los conocimientos técnicos sacrificando el desarrollo de conocimientos humanísticos, dedicando sus recursos económicos a ese fin y sin embargo fallando incluso en el logro de ese objetivo (o quizá el objetivo era esa falla), cada persona debe plantearse la necesidad urgente de liberarse de ese proceso erróneo y entrar en un proceso de desaprendizaje que permita aprender y reaprender lo que realmente se necesita para lograr la plenitud de desarrollo personal y social, esta vez, autodirigido y con una mentalidad de autoaprendizaje continuo a lo largo de toda la vida.

Para desarrollar otra forma de ver la vida

Hay momentos detonantes en la vida, como la crisis sanitaria causada por el COVID-19, en que cada persona tiene la oportunidad de someter a análisis y reflexión el conjunto de conocimientos, creencias e información que se posee e interrogarse sobre su certeza, su validez y su utilidad.  Las formas de trabajo y estudio que se aprendieron antes de la crisis quedan en su mayoría invalidadas con la ausencia de transporte público, el aislamiento social, la cuarentena y el alto riesgo de contagio; entonces la mayoría de personas deberían reaprender y estar abiertos a formas diferentes de trabajo y educación, por ejemplo, emprendimientos y plataformas educativas online.
Otra situación a plantearse durante la crisis sanitaria es la eficiencia de la organización social que se ha creado a lo largo de la historia humana especialmente lo relativo a los valores sociales que se practican o no cotidianamente. Hoy se necesita de la solidaridad, comprensión y responsabilidad de cada ser humano para practicar los protocolos de prevención del COVID-19: uso de mascarilla, mantener la cuarentena, etc., para el beneficio individual y especialmente para el cuidado de la comunidad en donde se habita.  Sin embargo, si esos valores de responsabilidad social no se han practicado previo a la crisis, si no se ha tenido cuidado, solidaridad, respeto y ayuda hacia el vecino necesitado, es muy probable que ahora que se hace indispensable la práctica de esos valores, se descubra que están ausentes.

La mochila de emergencia del desaprendizaje

Desaprender no es lo contrario de aprender. No es olvidar lo aprendido, ni dejar de aprender. Es un proceso continuo, constante y consciente para ir mucho más allá de lo aprendido, consiste en revisar lo que hasta este momento se ha considerado inmutable y normal. Tiene el objetivo de crear, re-crear, innovar, reinventar todo aquello que ha dejado de funcionar y todo aquello que es necesario cambiar para lograr el bienestar individual y social.  Es romper con las prácticas sociales vacías de valores y reinventarlas a prácticas vitalizadas de búsqueda, compromiso y logro del bien común.
En la mochila de emergencia del desaprendizaje urgente para aprender y reaprender a cultivar una vida plena es necesario incluir: (1) hacer un alto para observarse, indagarse y descubrir creencias, aprendizajes y prácticas de vida que han caducado; (2) observar, escuchar y sentir la situación para poder redefinirla; (3) asumir la oportunidad de cambio de paradigmas; (4) integrar lo aprendido a la práctica de vida cotidiana; y, (5) practicar este proceso continuamente.
Esta es una oportunidad única que proporciona el tiempo y el espacio para la reflexión, para asumir compromisos con la autotransformación y el rediseño de las relaciones con las comunidades en que se vive para lograr el anhelado desarrollo sostenible. La crisis sanitaria en medio de su calamidad, de su destrucción de vidas, de su siembra de temor, proporciona un espacio único para descubrir que “lo que necesita nuestro tiempo son seres más bondadosos, no seres más inteligentes. La inteligencia sin bondad es una mutación fallida”2, que provoca una sociedad débil, frágil y en constante riesgo.  Así que es necesario hacer un ¡Alto! y comprometerse a desaprender, aprender y reaprender.

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(1) Cobera, Enric. 2015. El arte de desaprender.
(2) Naranjo, Claudio. 2019. Sanar las mentes para arreglar el mundo.

Artículo originalmente publicado en El Indagador, el 10/4/2020 en:

martes, 26 de mayo de 2020

Yo soy tu voz


Tras la controversia generada por la decisión del gerente del Bar Rayuela de no recibir la donación de pollo del excandidato presidencial Roberto Arzú, éste, a través de un canal de televisión, entre otras cosas ofrece a los guatemaltecos ser “la voz” que los represente, y que a través de sus redes sociales denuncien, eso sí, con pruebas, para él representarlos y convertirse en el portavoz del pueblo y sus necesidades. Estas declaraciones y “ofrecimientos” recuerdan el antiguo estilo caudillista que presupone la incapacidad de los ciudadanos para organizarse, actuar y hacerse escuchar al compartir su propia voz, sin filtros, sin intermediarios, sin falsificaciones.
Son 17 millones de guatemaltecos quienes deben desarrollar y cuidar su voz porque: “…la voz es tu segundo rostro. Ella revela la inteligencia, los sentimientos, los deseos y la fuerza” 1.  El llamado para esta época es fortalecer, cultivar y valorar la propia voz, esa que se genera de la vivencia, de la esperanza y del compromiso de lograr una mejor vida para todos.

Perfeccionando la voz

Los cantantes, expertos en el manejo de su voz, la entrenan, la usan, la perfeccionan.  Algunas recomendaciones para lograr esa perfección en su voz incluyen ejercicios como: conocer su voz, averiguar los tonos que pueden alcanzar, el uso adecuado de la respiración, controlar los nervios, cultivar la paciencia para su desarrollo, y otros. Para cultivar la voz del ciudadano también se necesitan estrategias adecuadas que deben ser ejecutadas con compromiso, paciencia, decisión y valentía, solo así se logrará la perfección de la voz ciudadana.
Los ciudadanos se enfrentan cotidianamente a situaciones difíciles que exigen tener voz propia para afrontarlas, resolverlas y transformarlas. Se hace necesario desarrollar un conjunto de competencias ciudadanas, que pueden ser aprendidas, desarrolladas y aplicadas en el diario vivir.  El desarrollo de estas competencias tiene como objetivo hacer posible que las personas participen en la construcción de una sociedad democrática, pacífica e incluyente. Impulsan el desarrollo de la voz ciudadana.
Las competencias cognitivas desarrollan la capacidad para realizar diversos procesos mentales importantes en el ejercicio ciudadano: generar alternativas de solución a los conflictos y sus consecuencias, desarrollar empatía para ver la misma situación desde el punto de vista de cada una de las personas o de los grupos involucrados, y, las habilidades de argumentación, reflexión y análisis crítico, entre otras. Estas competencias se aplican en todas las relaciones humanas y muy especialmente en el diálogo y toma de decisiones.
Las competencias comunicativas son indispensables para establecer un diálogo constructivo: escuchar atentamente los argumentos de todos respetándolos, y, expresar asertivamente los propios argumentos.
Las competencias emocionales que permiten identificar y dar respuesta constructiva a las emociones propias y las de los demás. La gestión adecuada de las emociones ayuda a autorregular la intensidad de estas emociones, a construir una mayor conciencia de sí mismo y de las propias acciones.
Y, finalmente se deben desarrollar las competencias integradoras, que, en la acción misma, permiten reunir y aprovechar las fortalezas de las otras competencias, potenciándolas y permitiendo combinaciones que magnifican sus resultados.

¿Y en dónde se desarrolla la voz? 

Todos los espacios de interacción humana: educativos, sociales, culturales, laborales, son el espacio indicado para desarrollar la voz, para practicar la empatía, para construir conocimiento y para fomentar la construcción de una sociedad solidaria, fuerte y con oportunidades de desarrollo para todos.  Todas las situaciones de la vida cotidiana son una oportunidad para desarrollar las competencias ciudadanas. Por ello, el desarrollo de la voz ciudadana no es propia ni exclusiva de una sola área académica o de alguna institución. Ella es propia de todas las instancias e involucra a todas y todos los miembros de la sociedad, con su educación formal, no formal e informal y por supuesto con sus experiencias de vida. Es pues, un derecho y sobre todo una responsabilidad personal de todos.

¿Puede alguien autoproclamarse como la voz de todos?

Por supuesto que no y no y no.  Solo los ciudadanos unidos, en acuerdo mutuo y con su voz ampliamente desarrollada pueden decidir quién los representará, qué cualidades debe tener, qué mecanismos se determinarán para revocar el mandato de representación. E inmediatamente los ciudadanos se encargarán de vigilar, auditar, corregir y exigir resultados. Que nadie se autoproclame como la voz de todos, ser la voz es un asunto de 17 millones porque “Siempre es el momento adecuado para hacer lo correcto”2. Desarrolla tu voz, ayuda a desarrollar la voz de los demás y unamos las voces de todos, esa es la voz verdadera.
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(1) Jorodowsky, Alejandro. 2017. Viaje Esencial.
(2) King, Martin Luther. 2000. Sueños de libertad.

Artículo originalmente publicado en El Indagador, el 1/5/2020 en: