El escenario político presenta hoy síntomas que ya, desde años anteriores, hacían suponer algún grado de desgastamiento en sus estructuras. El bajo interés que algunos estratos de la población mostraban en relación a sus decisiones y movimientos hablaban de una posible baja representatividad del sistema político. Desde donde se vea, la participación ciudadana es la única forma de hacer caminar a Guatemala. La apatía, el hastío y el desencanto son síntomas de no pertenecer a algo, pero somos los ciudadanos los que conformamos el estado. Es urgente una educación para la ciudadanía.
El proceso de la reconstitución de la ciudadanía es una preocupación mundial con mucho mayor énfasis en latinoamérica porque es justamente acá en donde el proceso de transición democrática ha asumido un papel protagónico desde mediados de la década de los años ochenta. El hecho de que el socialismo haya colapsado significó para la izquierda una obligación de reconsiderar el discurso de la ciudadanía como parte esencial de un modelo democrático diferente al discurso neoliberal.
Educar para la ciudadanía es lograr que cada ciudadano tome conciencia de que él es sujeto de la historia, de su propia historia, que se construye en primera instancia en la comprensión de la realidad de su sometimiento, deshumanización y negación de la ciudadanía. es entonces esencial transmitir una educación ciudadana que brinde a cada sujeto la posibilidad de una mayor incidencia deliberada en el rumbo de sus vidas personales y comunitarias. Identificamos entonces tres dimensiones básicas de una participación socialmente activa:
1) El ser parte. Búsqueda referida a la identidad, a la pertenencia de los sujetos.
2) El tener parte. Referida a la conciencia de los propios deberes y derechos, de las pérdidas y ganancias que están en juego, de lo que se obtiene o no.
3) El tomar parte. Referida al logro de la realización de acciones concretas.
Solo a través de un apropiamiento individual del proceso de las tres dimensiones de participación se logra una acción transformadora del ambiente y de las personas. Solo a través de educarnos en ciudadanía lograremos la transformación urgente que las instituciones y el país mismo nos exigen.
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* Extracto de mi artículo publicado en Revista Polémica No. 3