Guatemala, como país democrático, progresivo,
inclusivo, que practica la equidad, impulsa el desarrollo de sus ciudadanos y
protege los Derechos Humanos de todos sus habitantes, plasma en nuestra
Constitución Política que los habitantes tienen el derecho y la obligación de
recibir la educación inicial, preprimaria, primaria y básica, y que la
educación que es impartida por el Estado es gratuita. (Artículo 74).
¡Lindas palabras! ¡Palabras poéticas! Están
allí escritas y lucen muy bien. Sin
embargo, cuando nos enfrentamos a la realidad pura, hacemos cola por horas y
horas en las escuelas para inscribir a los niños, cumpliendo con nuestra
obligación y ejerciendo nuestro derecho, y nos encontramos con que esas bellas
letras son solo eso, letras: letras que son pisoteadas, ignoradas, mancilladas
y reescritas con palabras abusivas, prepotentes y humillantes: ¡Si no paga,
busque otra Escuela!
Cobros totalmente ilegales que rompen nuestra
constitucionalidad. Cobros irracionales,
pues las excusas que dan son estúpidas, entendiendo la "estupidez"
como la torpeza notable en comprender las cosas y en este caso tan fundamental
para la nación, la torpeza de no entender la pobreza que reina en Guatemala; de
no entender que cada centro educativo público debe cumplir con la Ley de Educación
Nacional que establece que es obligación del Estado propiciar una educación
gratuita (Artículo 33); de no entender que al amenazar con no inscribir a los
niños, están actuando, provocando y alimentando la cultura de terror y de miedo
en que ha estado sumido nuestro país por más de 500 años; no entendiendo que
rompen el más elemental derecho humano de todo niño a ser educado. ¡Son unos
estúpidos!
La
educación, declarada de interés nacional en nuestra Carta Magna en el artículo
72, está siendo pisoteada con esta aberrante actitud de los Directores de
Escuela que se prestan a efectuar estos cobros ilegales, abusivos y
denigrantes, disfrazados como "contribuciones" y justificados
"porque los recursos nunca llegan a la Escuela". Pues cada Director, cada Maestro, cada Padre
de Familia, cada Estudiante, como miembros de la Comunidad Educativa debemos
exigir al Estado que cumpla con su obligación de dotar eficaz y eficientemente
los recursos que se necesitan.
No
se justifica de ningún modo que los Directores de estas Escuelas efectúen esta
extorsión a ciudadanos guatemaltecos que cumplen con su deber de inscribir a
sus hijos. ¿Es que acaso debemos agregar
esta forma de violencia a los tantos atropellos que padecemos los
guatemaltecos? ¿Cree usted que no es una forma de violencia el que le nieguen
un derecho fundamental a sus hijos? ¿Acaso no es una forma de violencia el que
lo amenacen?
Creo
en la educación. Creo en una Guatemala justa
y democrática. Creo en la democracia
como forma de gobierno. Creo que cada
guatemalteco tiene el derecho de oponerse a estos actos inmorales. ¡Ya es hora de despertar!