martes, 10 de septiembre de 2013

¿Qué es Desarrollo Humano?


En la actualidad la globalización de la economía originada, entre otras cosas, por los descubrimientos e innovaciones tecnológicas, genera la necesidad de que los habitantes de una nación se capaciten más y mejor en distintas áreas. Aunado a lo anterior, muchas regiones, localidades y comunidades de distintos países sufren un rezago económico significativo y presentan un grave problema de exclusión social.

Lo anterior, exige un mayor esfuerzo de instituciones locales, regionales, nacionales e internacionales para que mediante el fortalecimiento de las habilidades de los individuos se busque satisfacer sus necesidades, contribuir a su desarrollo integral y, por tanto,  elevar su capacidad de respuesta ante los nuevos retos.

El concepto de desarrollo humano se refiere al proceso mediante el cual es posible aumentar las opciones para todos los habitantes de un país o región en diversos ámbitos como lo son el educativo, laboral, material, recreativo y cultural, por mencionar algunos. De esta manera, el concepto de desarrollo humano se concentra en incrementar el bienestar integral del individuo y no sólo en su mejoría material.

Asimismo, el desarrollo humano no debe ser confundido con los siguientes enfoques sobre el desarrollo:

El desarrollo económico suele verse como un fin en el proceso de desarrollo de las naciones. No existe un vínculo automático entre un alto crecimiento económico y un elevado nivel de desarrollo humano. El reto es convertir los logros económicos en beneficios a los individuos en todas las esferas humanas. El uso que las naciones hagan de su riqueza es decisivo para su desarrollo y no la riqueza por sí misma.

Las teorías sobre la formación de capital humano ven a las personas como medios para aumentar el ingreso y la riqueza y no como finalidad del desarrollo y bienestar. Es decir, los seres humanos son considerados únicamente como insumos para incrementar la producción.

El enfoque del bienestar humano (human welfare approach) toma en cuenta a los individuos sólo como beneficiarios del proceso de desarrollo sin reconocer que deben participar activamente.

Finalmente, el enfoque sobre necesidades básicas insatisfechas se concentra en proveer a los más marginados del conjunto de bienes y servicios básicos (vivienda, alimentación, salud, ropa, agua potable) sin considerar cómo esto puede influir en las decisiones y preferencias de esos individuos.

El desarrollo humano es el proceso de ampliación de las posibilidades de elección de la gente, aumentando sus funciones y capacidades. Es decir, el concepto de desarrollo humano sitúa al individuo como elemento central en todos los aspectos relacionados con el desarrollo de un país, región o localidad. De esta forma, el desarrollo humano representa un proceso a la vez que un fin.


Índice de Desarrollo Humano

El índice de desarrollo humano (IDH) identifica la situación de un país en cuanto al desarrollo humano básico de su población mediante un índice compuesto, simple y único.  Este índice tiene su origen en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP) y se publica anualmente desde 1990 en el Informe sobre Desarrollo Humano de dicha organización.

El objetivo principal de este instrumento es medir diferentes aspectos del desarrollo humano y, con esto, mejorar la capacidad de las instituciones para diseñar políticas de desarrollo efectivas. Asimismo, al calcularlo año con año, se puede utilizar para evaluar los resultados del conjunto de dichas políticas.

El IDH está integrado por tres elementos principales cuyos indicadores: Longevidad (esperanza de vida al nacer), Educación (tasa de alfabetización adulta y tasa de matriculación), y, Nivel de Vida (Ingreso por habitante ajustado a poder adquisitivo).

La crítica principal al IDH es que el concepto de desarrollo humano es mucho más complejo y rico de lo que se puede captar en cualquier índice compuesto o incluso en un conjunto detallado de indicadores estadísticos. Sin embargo, es un mejor indicador del desarrollo de un país que el Producto Interno Bruto (PIB).

viernes, 6 de septiembre de 2013

¿Qué Instituciones Políticas Requiere una Democracia?




Al examinar países cuyo gobierno es considerado generalmente como democrático por la mayoría de su población, por muchas personas de otros países, y por estudiosos, periodistas y gente similar, podemos determinar los requerimientos mínimos para una país democrático. Examinemos cada una de ellas:

Cargos públicos electos

El control de las decisiones político-administrativos gubernamentales está investido en cargos públicos elegidos por los ciudadanos.  Los gobiernos democráticos modernos a gran escala son, así, representativos.

Elecciones libres, imparciales y frecuentes

Los cargos públicos son elegidos en  elecciones frecuentes conducidas con imparcialidad en las que, en términos comparativos, hay poca coerción.

Libertad de expresión

Los ciudadanos tienen derecho a expresarse, sin peligro  a un castigo severo, sobre asuntos políticos, definidos en sentido amplio, incluyendo la crítica de los cargos públicos, el gobierno, el régimen político, el orden socio-económico, y la ideología prevaleciente.

Acceso a fuentes alternativas de información

Los ciudadanos tienen el derecho de solicitar fuentes de información alternativas e independientes de otros ciudadanos, expertos, periódicos, revistas, libros, telecomunicaciones y similares.  Además, existen efectivamente fuentes de información alternativas que no están bajo el control del gobierno ni de cualquier otro grupo político individual que intente influir sobre los valores y las actitudes políticas públicas, y estas fuentes alternativas están efectivamente protegidas por la ley.

Autonomía de las asociaciones

Para alcanzar sus distintos derechos, incluyendo aquellos requeridos para la efectiva operación de las instituciones políticas democráticas, los ciudadanos tienen también el derecho de constituir asociaciones u organizaciones relativamente independientes, incluyendo partidos políticos y grupos de interés independientes.

Ciudadanía inclusiva

A ningún adulto que resida permanentemente en el país y esté sujeto a sus leyes le pueden ser negados los derechos de que disfruten otros y que sean necesarios para estas cinco instituciones políticas que acabamos de presentar.  Éstos incluyen el derecho de sufragio; a concurrir a cargos electos; a la libertad de expresión; a formar y participar en organizaciones políticas independientes; a tener acceso a fuentes independientes de información; y derechos a otras libertades y oportunidades que puedan ser necesarias para el funcionamiento efectivo de las instituciones políticas de la democracia a gran escala.

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jueves, 5 de septiembre de 2013

¿Por qué hemos de apoyar la democracia?




Hasta el siglo XX la mayor parte del mundo proclamaba la superioridad de los sistemas no democráticos, tanto en la teoría como en la práctica.  Hasta muy recientemente, una mayoría preponderante de seres humanos han estado sometidos a gobernantes no democráticos.  Y los líderes de los regímenes no democráticos generalmente han tratado de justificar su dominación invocando la antigua y persistente pretensión de que la mayoría de las personas simplemente no son competentes para  participar en el gobierno del Estado.  La mayoría de personas saldría ganando, según este argumento, si se limitaran a confiar la complicada tarea del gobierno por aquéllos que son más sabios que ellos.  En la práctica, estas racionalizaciones nunca resultaron ser del todo eficaces, así que, cuando no bastaron los argumentos, se recurrió a la coerción.  La mayoría de la gente nunca consintió en ser gobernada por quienes se pretendían sus superiores; fue forzada a serlo.  Esta concepción y práctica más angitua de ninguna manera ha desaparecido, ni siquiera en nuestros días.  ¿Por qué deberíamos creer que la democracia es una mejor forma de gobierno del Estado que cualquier alternativa no democrática?  Aquí están algunas razones:

La democracia ayuda a evitar el gobierno de autócratas crueles y depravados

El problema quizá más persistente y fundamental de la política es el de evitar el gobierno autocrático.  Durante  toda la historia conocida, incluyendo nuestra propia época, los líderes guiados por magalomanía, paranoia, interés propio, ideología, nacionalismo, creencias religiosas, convicciones de superioridad innata, o puro impulso y sentimiento, han explotado las excepcionales capacidades del Estado para la coerción y la violencia con el objetivo de ponerlas al servicio de sus propios fines.  

La democracia garantiza a sus ciudadanos una cantidad de derechos fundamentales que los gobiernos no democráticos no garantizan ni pueden garantizar

La democracia no es únicamente un procedimiento de gobierno. Dado que los derechos son elementos necesarios de las instituciones políticas democráticas, la democracia es también intrínsicamente un sistema de derechos.  Los derechos se encuentran entre los pilares esenciales de un proceso de gobierno democrático.  Por definición, ningún sistema no democrático otorga a sus ciudadanos (o súbditos) este amplio elenco de derechos políticos.  Si algún sistema político lo hiciera, ¡se convertiría, por definición, en un sistema democrático!

La democracia asegura a sus ciudadanos un mayor ámbito de libertad personal que cualquier alternativa factible a la misma

Además de todos los derechos, libertades y oportunidades que son estrictamente necesarios para que un gobierno sea democrático, los ciudadanos de una democracia tienen la seguridad de gozar de una colección de libertades aún más extensa.

La democracia ayuda a las personas a proteger sus propios intereses fundamentales

Todos, o casi todos, deseamos ciertos bienes:  sobrevivir, estar protegidos, alimentos, salud, amor, respeto, seguridad, familia, amigos, trabajo satisfactorio, ocio, y otros.  La mayoría de personas desean ejercitar algún control sobre los factores que condicionan, parcial o completamente, la satisfacción de sus deseos -alguna libertad de elección, una oportunidad de conformar su vida de acuerdo a sus propios fines, preferencias, gustos, valores, compromisos, creencias-.  La democracia protege esta libertad y oportunidad mejor que ningún otro sistema político.

Sólo un gobierno democrático puede fomentar un grado relativamente alto de igualdad política

Una de las razones más importantes para preferir un gobierno democrático es que puede conseguir la igualdad política entre ciudadanos en una medida muy superior que cualquier alternativa factible.

Sería un grave error esperar demasiado de cualquier gobierno, incluso de un gobierno democrático.  La democracia no puede garantizar que sus ciudadanos serán felices, prósperos, saludables, sabios, pacíficos o justos.  Alcanzar estos fines está más allá de la capacidad de cualquier gobierno, incluido un gobierno democrático.  Es más, en la práctica, la democracia nunca ha llegado a alcanzar sus ideales.  Al igual que en el pasado, las democracias modernas sufren también de muchos defectos.  A pesar de sus imperfecciones, sin embargo, nunca podemos perder de vista los beneficios que hacen a la democracia más deseable que cualquier alternativa.

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miércoles, 4 de septiembre de 2013

Criterios de un Gobierno Democrático


Dentro de la enorme cantidad de ideas que existen sobre la democracia, necesitamos identificar algunos criterios que deban ser satisfechos por el proceso de gobierno para cumplir la exigencia de que los ciudadanos tengan el mismo derecho a participar en las decisiones políticas del país.

Hay por lo menos cinco criterios que son fundamentales.

1) Participación efectiva

Antes de que se adopte una política, todos los ciudadanos deben tener oportunidades iguales y efectivas para hacer que sus puntos de vista sobre cómo haya de ser la política sean conocidos por los otros.

2) Igualdad de voto

Cuando llegue el momento en el que sea adoptada finalmente la decisión sobre la política, todo ciudadano debe tener una igual y efectiva oportunidad de votar; y todos los votos deben contarse como iguales.


3) Comprensión ilustrada

Dentro de límites razonables en lo relativo al tiempo, todo miembro debe tener  oportunidades iguales y efectivas para instruirse sobre las políticas alternativas relevantes y sus consecuencias posibles.

4) Control de la agenda

Los ciudadanos deben tener la oportunidad exclusiva de decidir cómo y, si así lo eligen, qué asuntos deben ser incorporados en la agenda.  De esta forma, el proceso democrático exigido por los tres criterios precedentes no se cierra nunca.

5) Inclusión

Todos, o, al menos, la mayoría de los ciudadanos, deben tener los plenos derechos que están implícitos en los cuatro criterios anteriores. 

Cada uno de estos criterios es necesario si los ciudadanos han de ser iguales políticamente a la hora de determinar las políticas del país.  Por decirlo con otras palabras, desde el momento en que se incumple cualquiera de estos requisitos, los ciudadanos no serán iguales políticamente.

Ahora bien, esto no significa que cada ciudadano participe a “viva voz” o “vote” ante cada política que se quiera establecer, nuestro sistema democrático es “representativo”, y se supone que en el Congreso, estamos representados todos los ciudadanos, independientemente de su ideología, raza o intereses.  Por eso es tan importante que cuando los ciudadanos tenemos la oportunidad de elegir a nuestros representantes, lo hagamos conscientemente y sabiendo quiénes son las personas que estamos eligiendo.

jueves, 29 de agosto de 2013

Entendiendo el Emprendimiento Social - Parte 2 -


Las empresas sociales nacen con la unión voluntaria de un grupo de personas que generan empleo en un área geográfica donde las dificultades para encontrarlo son importantes. Territorialmente, las estas empresas  estimulan y aglutinan las potencialidades personales, coordinando además recursos que colectiva más que individualmente, contribuyen a generar riqueza.

El emprendimiento social, como instrumento de inserción en el mundo del trabajo y promoción profesional, ha contribuido positivamente dentro de las comunidades locales, dirigiéndose en múltiples ocasiones hacia la integración social por el trabajo de grupos de alto riesgo.

La defensa de la economía local en plena era de la globalización puede parecer anacrónica. Sin embargo, el rescate de la identidad local actúa como mecanismo social de defensa para las regiones. Estas economías adquieren una especial importancia con la globalización por los siguientes motivos:

  • Los mercados globales no son capaces de incluir a todos. La competencia global genera ganadores y perdedores; y a falta de economías locales activas, los perdedores se verán apartados de cualquier actividad económica y emergerá una subclase desempleada y marginada.
  • La globalización genera distancias sociales y medioambientales. Ante el incremento del número de personas que compran y producen para los mercados globales, las relaciones económicas, que son fuente de cohesión en las comunidades locales, se vuelven menos fuertes. El desarrollo económico local puede mantener las redes económicas locales y la cohesión social.
  • La globalización induce la homogeneización cultural. Una economía local activa contrarrestaría estos elementos.

La globalización crea vulnerabilidad económica. La especialización que ésta favorece hace a los entes económicos más vulnerables a la restructuración económica frente a cambios de la demanda de los mercados.  Una base económica local fuerte puede dar estabilidad en tiempos de crisis y ofrecer oportunidades para el desarrollo de nuevas actividades y la emergencia de ventajas comparativas.

Las empresas sociales  se constituyen como un modelo específico de Empresa que trata de combinar la eficiencia económica con la racionalidad social. Al mismo tiempo su carácter personalista favorece su consideración como instrumento de capacitación y formación, donde el aprendizaje proveniente de la acción empresarial es potenciada por el impulso común que da el proceso de decisión democrática. Su objetivo central, dar servicio a sus miembros y al entorno que las rodea, favorece notablemente el conocimiento de las necesidades locales y la forma de satisfacerlas.

La idea de servicio separa inconfundiblemente la mentalidad solidaria de la especulativa, la empresa capitalista de la empresa cooperativa. Así, mientras una sociedad capitalista tiene su única justificación en la cuenta de utilidad, una organización cooperativa la debe tener en el número y calidad de los servicios prestados a sus socios y a la comunidad en la que opera.
Las empresas sociales han demostrado ser organizaciones que contribuyen de forma decisiva al bienestar social. En un marco donde el estado del bienestar sufre una fuerte transformación y las políticas gubernamentales se decantan hacia la precarización del empleo a través de contratos temporales y a tiempo parcial, las empresas cooperativas han sido capaces de seguir su política de contratación estable a la vez que han aumentado el empleo, y siempre considerando el factor humano por encima del factor capital. Esto ha significado, por tanto, la creación de empleo a contracorriente y, por supuesto, también en etapas de reactivación económica.

Los emprendimientos sociales son organizaciones que vuelcan todos sus esfuerzos dentro de la comunidad a la que pertenecen. Este aspecto genera riqueza sobre el entorno, que a su vez, repercute en la propia empresa. A esto hay que añadir que, en un alto porcentaje de sociedades cooperativas, sus socios se muestran en disposición de realizar labores no remuneradas en la empresa, contribución en jornadas, conferencias, ferias, etc., y producción respetuosa con el medio ambiente.


Su contribución a la integración social es otro de los aspectos resaltables de estas empresas. En muchos casos, éstas ayudan a los marginados, inmigrantes, desfavorecidos, enfermos o discapacitados a mejorar sus condiciones de vida, a acceder a un puesto de trabajo, a obtener unos servicios asistenciales mínimos. 


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El Emprendedor Social: Sus Componentes Esenciales

miércoles, 28 de agosto de 2013

Entendiendo el Emprendimiento Social – Parte 1 -


 
El estudio sobre el emprendedor social, emprendimiento social o empresas sociales se enmarca, en la mayoría de los casos y en términos generales, dentro del ámbito de la Economía Social y más en particular, en la denominada Nueva Economía Social o  Solidaria.

La nueva Economía Social irrumpe en sectores que han surgido de los nuevos retos socio-económicos (los servicios de proximidad o servicios sociales, la responsabilidad social corporativa y protección del medio ambiente, el desarrollo local y rural o la cooperación al desarrollo, entre otros) y tratan de compatibilizar el fin social por el que surgen con la eficacia y eficiencia empresarial necesarias para su subsistencia en el mercado donde compiten con las formas empresariales capitalistas. El emprendedurismo social es el compromiso para crear nuevos modelos de actividad que desarrollen productos y servicios para satisfacer las necesidades básicas de colectivos desatendidos por las instituciones sociales y económicas convencionales, o también una aproximación desde la perspectiva de los valores de la iniciativa, el compromiso y la autonomía de actuación característicos de los proyectos empresariales, al ámbito social.

El emprendedor social es un agente de cambio que busca la creación y sostenibilidad de valor social (y no sólo valor privado), el reconocimiento y seguimiento de nuevas oportunidades para mejorar dicho valor social, el compromiso con un proceso continuo de innovación, adaptación y aprendizaje y la exhibición de un elevado sentido de transparencia y rendición de cuentas a sus interesados y de verificación de sus resultados.  Podríamos decir que el emprendedor social es un líder que identifica una situación social negativa estática que causa exclusión, marginalización o sufrimiento de un sector de la humanidad, que descarga sobre esa injusticia su inspiración, acción directa, creatividad, coraje y fortaleza, y que busca crear un nuevo equilibrio estable que asegure beneficios permanentes para el grupo meta y la sociedad entera.

En última instancia, lo que se deduce de estos criterios es que las empresas sociales han de perseguir un triple objetivo: social, económico y sociopolítico. El objetivo social será la inserción sociolaboral de  colectivos con elevado riesgo de exclusión o, en general, la prestación de un servicio de calidad a determinados colectivos sociales; el objetivo económico será la realización de una determinada actividad económica o negocio en unos niveles de eficacia y de eficiencia suficientes que garanticen la viabilidad de la empresa; y el objetivo sociopolítico consistirá en obtener los otros dos objetivos anteriores mediante un procedimiento que contemple la inclusión social y la participación activa de todos los agentes implicados en la empresa (incluidos aquellos colectivos hacia los cuales se dirigen los fines sociales de la empresa).
Las empresas sociales pueden tomar múltiples formas, siendo las más destacadas las Empresas de Inserción, las organizaciones o entidades no lucrativas y las cooperativas (cooperativas sociales) en sus múltiples formas. Todas ellas tienen en común que no son empresas privadas tradicionales (pues el poder no se basa en la propiedad del capital) ni tampoco son empresas públicas (aunque en muchos casos tienen una fuerte dependencia de la Administración Pública). Entre sus características más importantes se incluyen: su condición de empresa de interés general por su finalidad de servicio a la colectividad y la existencia de estructuras con múltiples partes participantes de las que son miembros a la vez los usuarios, los voluntarios y los trabajadores.  Son empresas creadas para atender un fin social o mitigar o reducir un fallo del mercado, y que operan con la disciplina financiera, innovación y determinación del sector empresarial.

La actividad del emprendedor  social representa actualmente una alternativa para enfrentarse al problema del desempleo y evita las tensiones sociales que pueden provocar otro tipo de medidas como la flexibilidad del mercado de trabajo.  El trabajo del empresario social conduce al incremento de la riqueza social, de forma que tanto la empresa como la sociedad se benefician de su actividad. Entre estos beneficios se encuentran la creación de empleo, el aumento de la productividad, la mejora de la competencia y el aumento de la calidad de vida. Pero sus efectos son aún más amplios, ya que además de contribuir a paliar los efectos del desempleo o de la pobreza, también juegan el papel de agentes de cambio en la sociedad.
Lo que diferencia al empresario social del resto de empresarios no es su capacidad para conseguir fines sociales, si no que éstos (los fines sociales) son su propósito primordial; en la empresa social, el fin social está por encima de los fines comerciales o financieros, mientras que en el resto de empresas, son una consecuencia o un efecto secundario y no el fin prioritario.