El ser
ciudadano entraña la responsabilidad de convertirse en un ente consciente,
informado, respetuoso y participativo de las condiciones que pueden generar un
desarrollo real de la sociedad, de nuestra comunidad y de nuestro país.
Hoy en día
hay casi una completa coincidencia en dar una gran importancia a la educación
en la formación de la ciudadanía.
Solamente en la medida en que haya más educación, más escolaridad, más
capacitación, se podrá aspirar a tener mayor productividad, competitividad y
calidad de vida.
Ser
ciudadano se constituye en una tarea que no es fácil y de ahí que quizá, muchos
estemos acostumbrados a esperar resultados bajo la “ley del mínimo esfuerzo” y
nos represente un reto poco atractivo el asumir la responsabilidad de buscar
convertirnos en ciudadanos de verdad, lo que implica principalmente, estar
capacitados y decididos a intervenir como promotores de los cambios que la
sociedad debe realizar para avanzar en su desarrollo.
La
ciudadanía implica verse a uno mismo como persona autónoma y competente, con un
conjunto de metas personales por realizar, y al mismo tiempo, como miembro de
una comunidad política, preparado para involucrarse en los asuntos que competen
a dicha comunidad. Así nos encontramos
con dos dimensiones de la ciudadanía:
- Como estatus legal y político. Esto exige ser considerado como ciudadano por una comunidad política particular o un Estado. Este estatus lo adquirimos al alcanzar la mayoría de edad y viene acompañado por derechos y obligaciones.
- Como capacidad de involucrarse y contribuir a la vida pública. Esto es el compromiso personal adquirido ante situaciones de la vida pública. Abarca actividades que van más allá de la participación electoral. Esta capacidad implica reconocer a las personas como sujetos capaces de proponer, exponer puntos de vista y tener ingerencia en la realización de cambios en las diferentes esferas sociales y políticas. Abarca toda nuestra actuación como personas y está vinculada con las relaciones que establecemos, el significado que le otorgamos a los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor y el papel que asumimos en el momento de tomar una decisión.
Entonces
podemos llegar a definir un concepto integrador de ciudadanía como: una forma
de convivencia, pertenencia y participación social de los ciudadanos,
estructurada alrededor de los siguientes puntos:
- · Un status legal que establece, garantiza y faculta a los ciudadanos para ejercer sus derechos y responsabilidades.
- · Un grado de desarrollo humano y unas estructuras económicas, sociales y políticas que hacen posible el ejercicio de esos derechos y responsabilidades.
- · Un sentido de pertenencia e identidad de los ciudadanos con esa sociedad, en base al conjunto de vínculos cívicos creados por la participación política, económica, social y cultural, así conmo por las responsabilidades compartidas.
- · Una educación de los ciudadanos par el ejercicio de esos derechos y responsabilidades.
Ser un
ciudadano activo en el siglo XXI no es simplemente haber nacido y compartir un
territorio. Entraña el compromiso de
servir a nuestra patria con el ejercicio constante del derecho y el deber
ciudadanos. Únicamente con la educación
y el claro convencimiento de que con la convivencia entre seres humanos,
ateniéndose a los derechos y obligaciones señalados, será posible el desarrollo
armónico de nuestra sociedad y la realización plena de su gente.
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