viernes, 19 de julio de 2013

La Participación como Centro de la Ciudadanía



La participación y la iniciativa conectan al ciudadano con su comunidad y su realidad, transformándolos en actores relevantes de su propio destino y responsables de que la sociedad vaya evolucionando y cambiando, en aras de construir y disfrutar un mundo mejor.

El concepto de ciudadanía nos remite a una estructura de derechos y responsabilidades, a la noción de igualdad entre las personas, a la pertenencia a una colectividad y a la figura del ciudadano como unidad componente de la democracia.

La participación está en el centro de la ciudadanía. Es un derecho político contemplado en nuestra Constitución, y en un nivel operativo la podemos definir como un proceso por medio del cual las personas están presentes activamente en lo que les preocupa e interesa, lo que implica la intervención de las personas y los colectivos en actividades que influyan en la construcción de la agenda pública, en la defensa y promoción de sus intereses personales y sociales.

En ese marco, la participación conecta al ciudadano con la comunidad en la que vive y lo motiva a ser parte activa de esa comunidad en la medida en que propicia que las personas compartan ideas, opiniones y puntos de vista que cuando confluyen en una misma dirección, las moviliza a asociarse con otras personas con el propósito de conseguir un fin común, mediante el cual defienden sus convicciones y las promueven al interior de la comunidad.

¿Cómo se expresa la participación?

La participación se expresa de diversas maneras. Desde la participación política a través de la cual los ciudadanos eligen sus autoridades en elecciones libres, transparentes y periódicas, hasta la participación social, referida a las actividades por las cuales un grupo de personas se organiza en forma voluntaria para llevar adelante distintos tipos de iniciativas que sean de interés común.

Además se distingue la participación como el control ciudadano que está diseñado para ejercer una fiscalización, observación o monitoreo sobre la ejecución de determinadas políticas de interés público y no participar en la adopción de decisiones; y la participación ciudadana en la gestión pública que se refiere al rol del ciudadano en cuanto partícipe y en cuanto usuario de las decisiones y gestiones asociadas a la implementación de acciones públicas.

También se expresa cuando un grupo de personas busca y propone soluciones para problemas que afecten a una comunidad; la manifestación pública de opiniones; las movilizaciones de ciudadanos exigiendo el respeto de un derecho; las expresiones artísticas. Todas ellas son maneras distintas de participar. En este sentido, la participación se comprende como la concurrencia activa de los ciudadanos en el ámbito público con el propósito de comunicar y manifestar a la comunidad en la cual se desenvuelven sus opiniones, inquietudes y deseos y, a su vez, que estos sean recibidos y tomados en cuenta por el espacio público y sus representantes.

Los espacios de participación

Espacios de participación son, por ejemplo, las organizaciones sociales, en donde grupos de personas se reúnen en torno a temas de interés público; la familia, en la cual se deben respetar la iniciativa y los derechos de sus integrantes, especialmente las mujeres y los niños; los colegios y las universidades, donde los jóvenes desarrollan sus habilidades, expresan sus intereses y levantan la voz para hacerlos valer en los espacios públicos; las juntas de vecinos; clubes deportivos; grupos ambientalistas; grupos juveniles; entre otros.

Todas estas instancias de participación nos pertenecen a todas las personas. No existen grupos que tengan derecho a excluir a otros de aquéllas, así como tampoco es condición necesaria para participar en la comunidad el pertenecer a una de ellas. En nuestra democracia, todas las manifestaciones, creencias e ideas tienen cabida, y la participación es el medio de hacerlas efectivas en los espacios públicos.
La participación se hace evidente cuando hay personas y grupos con iniciativa, que tienen ese impulso que da origen a las cosas, esa energía especial que los moviliza y los anima a seguir adelante, aun cuando en el camino se encuentren con limitaciones y frustraciones que hagan dudar e incluso desistir en su movilización.

Iniciativa

Los ciudadanos, en el marco de una sociedad democrática, deben tener la capacidad, el deseo y la posibilidad de generar ideas y cambios, sobre todo los jóvenes. El derecho a ser el constructor del mundo que nos toca vivir es inherente a las personas. Cada generación es dueña de cambiar las estructuras que ha recibido como herencia y generar nuevas que den respuesta a las necesidades, anhelos y proyectos de vida que le corresponden.


En este sentido, tener iniciativa implica no solo la posibilidad de generar algo (y que el Estado respete ese derecho), sino, también, el compromiso de los ciudadanos de no autoexcluirse de la realidad que les ha tocado vivir y de promover aquellos cambios que sean necesarios para hacer de este mundo un mejor lugar para vivir y desarrollarse.


----------------------------
----------------------------


Otros artículos en este blog que te pueden interesar:












No hay comentarios:

Publicar un comentario