miércoles, 24 de julio de 2013

Paz ¿Ausencia de Guerra?


La paz, en un sentido amplio, hace referencia a ese clima donde las relaciones humanas (y entre las naciones) hacen próspera la vida y digna de ser vivida. Tradicionalmente se ha intentado definir la paz en su sentido negativo, es decir, bajo la influencia de la visión griega y latina, como ausencia de guerra. Sin embargo, en el último siglo, los intentos por comprender la paz han ido cambiando positivamente.

Actualmente algunos autores han concluido que la paz como aspiración y necesidad humana es una noción amplia y compleja, que mínimamente significa no sólo la disminución de todo tipo de violencia, sino la condición necesaria para que los conflictos puedan ser transformados de forma no violenta. Además, la paz es vista como un proceso dinámico en permanente construcción, que adquiere mayor riqueza cuando está referido a la relación de los seres humanos entre sí (y con el medio ambiente), y se puede historizar a través de las diferentes formas de organización social.

Por violencia no sólo entendemos la violencia directa (física o verbal), ya que si la gente está sometida a condiciones de vida que impiden la realización de sus potencialidades humanas se habla de violencia indirecta (estructural y cultural). La paz entonces tiene que ver más con la ausencia de la violencia directa e indirecta que con la guerra (paz negativa), que está referida al nivel fundamental con suficiente comida, vestido y techo, un nivel razonable de salud y educación. El fracaso de no satisfacerlas es evitable, lo que quiere decir que hay violencia presente, por lo que cualquier manifestación de miseria es considerada como otra forma de guerra.

En este sentido, la paz es un proceso social donde la violencia directa e indirecta tiende a ir desapareciendo. Y como en todo proceso social el conflicto aparece como elemento constitutivo de la paz. Ésta no se define tampoco por la ‘ausencia de conflictos’ sino por su transformación creativa y no violenta, de tal manera que creamos paz en la medida que somos capaces de transformar los conflictos de manera interdependiente.

La paz implica la desaparición de cualquier tipo de violencia que impida la satisfacción de toda necesidad humana básica.  Gran parte del pensamiento actual sobre la paz se clarifica y amplía a partir de la siguiente conceptualización: “la paz se caracteriza por un elevado grado de justicia y una expresión mínima de la violencia”. 

Bajo esta perspectiva, entendemos  que la paz “debe ser una relación positiva entre personas o grupos. Por lo tanto, la paz debe implicar una oportunidad cada vez mayor para que todos puedan hacer realidad todo su potencial”.

En esta última comprensión de lo que significa paz, es vista como un estado dinámico de asuntos en el que surgen las propiedades esenciales de la forma como hacemos las cosas, no de lo que hacemos. Esta abarca un reconocimiento y una validación de las diferencias. Su punto de partida son las necesidades humanas individuales y colectivas -de seguridad, identidad, reconocimiento y participación -y la satisfacción de estas necesidades sin emplear medios coercitivos. Visto desde este punto de vista, la armonía, el orden y la justicia son productos de la paz.


Se hace necesario educar en Cultura de Paz, entendida como es un conjunto de valores, actitudes y comportamientos que reflejan el respeto a la vida, al ser humano y a su dignidad, y que ponen en primer plano los derechos humanos, el rechazo a la violencia en todas sus formas y la adhesión a los principios de libertad, justicia, solidaridad y tolerancia, así como la comprensión entre los pueblos, los colectivos y las personas.

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