Paul Ehrlich |
"No pienses cuántos hijos quieres, sino cuantos puedes tener que vivan una vida maravillosa"
Cuando
Paul Ehrlich, biólogo y profesor de Stanford, escribió 'El boom de la
población' (1968), éramos 3.500 millones de humanos, la mitad que hoy. Sus
pronósticos de que no íbamos a ser capaces de alimentar a todos si seguíamos
creciendo no se hicieron realidad como resultado de la 'revolución verde'. Aun
así, Ehrlich piensa que «estamos viviendo directamente del capital natural en
lugar de vivir de sus intereses».
¿Se siente 'vindicado' ahora que la sobrepoblación vuelve a ser considerada un
problema después de tantos años aguantando críticas?
Está bien que la gente por fin
se esté dando cuenta de lo seria que es la situación. Pero pienso que todavía
la prensa lo considera un tema tabú.
¿Por
qué?
A todos nos gustan los niños, así que la
idea de limitar el número de niños no recibe mucho apoyo. Es una decisión muy
personal. Cada vez hay más gente que decide no tener más de dos hijos. Pero en
muchos lugares es, de forma relativa, económicamente viable y hasta necesario,
tener más hijos. Uno de los retos de la Humanidad es cerrar la brecha entre
ricos y pobres, para que la gente pobre no deba tener hijos para que les apoyen
en su tercera edad.
¿Cuál es la población ideal del planeta?
Depende del estilo de vida que queramos
tener con la tecnología disponible. Si todos quieren vivir como un
estadounidense, tendríamos que ser menos de mil millones. Si queremos vivir
como un ciudadano de México, entre tres y cuatro mil millones. Según los
últimos estudios, es posible que la Tierra aguante a largo plazo entre mil y
dos mil millones de personas. Pero vamos por siete y rápidamente a por nueve o
10. De cualquier manera, tendríamos que ser menos de los que somos hoy.
¿Cómo puede la gente concienciarse para tener menos hijos?
Es muy importante no pensar cuántos hijos
quieres, sino cuántos hijos puedes tener que vivan una vida maravillosa y
puedan recibir una buena educación.
¿Cree usted que en el futuro la gente se comprometerá a tener uno o dos hijos o
acabará siendo obligatorio tener sólo un hijo, como en China?
Creo que veremos más control de población,
lo que es triste. Deberíamos haber encontrado otras maneras de restringir la
población. Lo ideal sería que todos los países tuvieran una tasa de crecimiento
media de 1,5 niños por familia, con familias de padres maravillosos que tengan
tres hijos y gente que no quiera ninguno. Lo mejor es un eslogan político que
diga: «Para en el número dos». Así podríamos comenzar a rebajar la población a
un nivel sostenible, donde nuestros hijos, nietos y bisnietos puedan vivir
vidas decentes en lugar de peores a las que vivimos hoy.
Un
niño de 10 años me pidió que le preguntara cómo piensa usted que será su vida
dentro de 50 años.
Puede que tenga un futuro muy agradable, o un mundo no
deseable que no se parezca en nada al de hoy. Si no hacemos nada por el
ambiente y nuestras relaciones internacionales, podríamos tener una guerra
nuclear. Depende de nosotros, de sus padres y abuelos, y de su generación, de
si nos empezamos a tomar el medioambiente con seriedad. Ningún país está
haciendo algo verdaderamente significativo para frenar la destrucción de
nuestros sistemas climáticos y vitales, de los animales y plantas de los que
dependemos para nuestro sustento. Si no cambiamos, no puedo ofrecer una visión
muy alegre. Pero si decidimos hacer algo, y podemos hacer muchas cosas, podría
tener una vida mejor que sus padres.
Según el filósofo y anarquista verde John Zerzan, la única solución es volver
al primitivismo, y que acabaremos así de todas formas.
Estoy de acuerdo en que
acabaremos así si seguimos el rumbo marcado, pero no diría que es la solución.
La solución está en ver cuánto necesita una persona consumir, y ver cuáles son
las ventajas de tener tanta gente viviendo al mismo tiempo. Si quieres
maximizar el número de personas que vivan en el mundo, debemos tener una
población sostenible a un plazo de millones de años. Al ritmo que vamos, es muy
posible que lleguemos a un colapso de población en los próximos 50 o 100 años.
Si queremos tener el máximo número de personas que vivan en este siglo, podemos
destruir nuestros sistemas vitales y llegar a ocho o nueve mil millones, para
después bajar a unos tantos cientos de miles y regresar a una población de
recolectores y cazadores, que no es lo que yo apoyo.
¿Usted cree que los científicos deben ser también activistas y no sólo
informar?
Todos deberíamos invertir parte de nuestro tiempo en la
acción. Las protestas de Wall Street demuestran que la gente está harta, y
quizás sea el principio de un cambio del sistema político. Es triste que los
candidatos presidenciales sean unos imbéciles que no saben nada y con cerebros
pequeños que piensan que toda la comunidad científica se equivoca cuando dice
que la sobrepoblación, el cambio climático, el vertido de sustancias tóxicas en
el ambiente y la falta de atención al cultivo de nuestros alimentos son un
peligro. Es un momento peligroso, en particular para EEUU, porque nuestro
gobierno está roto, y lo llevan unos idiotas.
¿Quizás nos fijamos demasiado en beneficios a corto plazo, comenzando por
nuestro sistema económico, en lugar del pensamiento a largo plazo?
Correcto. Creemos que la economía puede continuar creciendo
por siempre jamás. Un economista muy famoso dijo que si crees en el crecimiento
perpetuo de la economía, o estás loco o eres un economista. Si la prensa sigue
atrapada por las corporaciones y el Tribunal Supremo sigue dando más poder a
las corporaciones y los más ricos, seguiremos igual. Desafortunadamente, los
EEUU suelen arrastrar al resto del mundo.
Si la gente, como la que protesta en Wall Street, sigue
insistiendo por un cambio, es posible. Tenemos la ventaja de contar con un
presidente muy listo, aunque esté mermado por asesores tontos y por una
oposición al borde de la locura, el Partido Imbécil, los Republicanos. Es una
pena, porque yo solía ser republicano. Pero, como muchos otros, dejé el partido
cuando se volvieron totalmente locos.
¿Recomendó usted alguna vez la esterilización obligatoria?
Dije que podríamos llegar a eso, pero nunca que fuera la solución ideal. Siempre pensé que sería muy difícil a nivel social. De hecho me sorprende el éxito de la política china. La presión suave con sistemas contraceptivos disponibles para todo el mundo que sea activo sexualmente y la política social que anima a la gente a parar con dos, es lo que yo siempre he recomendado. En Europa ha funcionado.
En
el libro que escribió con su mujer, 'El animal dominante', dice que el hecho de
que el Papa esté en contra de la contracepción no ha tenido mucho efecto en
países católicos como España. ¿Cree que es igual en Latinoamérica?
No tanto como en Europa, pero van en esa dirección. Cuando el
Papa habló contra la píldora, muchas mujeres latinoamericanas preguntaron a sus
párrocos dónde encontrar esa píldora que había mencionado el Papa.
En
sus estudios de evolución, consiguió que la mosca del vinagre se volviera
resistente al DDT en un par de semanas. Los humanos necesitaríamos cientos de
años para evolucionar de la misma manera. ¿Le preocupa el uso de pesticidas y
tóxicos?
Mucho. Está comprobado el cambio drástico en proporción de
hombres y mujeres. En algunos poblados subárticos están naciendo el doble de
niñas que niños, cuando lo normal sería 107 niños por cada 100 niñas. Y también
se está adelantando la edad de la pubertad. Sabemos que muchos de los químicos
que soltamos al medioambiente, según crece la población, son tanto veneno como
imitadores hormonales. En nuestras botellas de plástico ponemos bisfenol A, que
fue desarrollado como una hormona femenina. El componente se filtra al agua de
las botellas de plástico utilizadas para alimentar tanto bebés varones como
hembras. ¡Es una locura! La situación tóxica es una bomba de relojería… y
podría ser peor que el cambio climático, porque lo que soltamos al ambiente no
hay manera de capturarlo de nuevo. Lo mismo con los océanos, que hemos
recubierto con partículas de plástico y no sabemos el efecto que esto pueda
tener.
¡No es el método que yo recomendaría!
¿Puede usted finalizar con un mensaje optimista?
Podemos hacer muchas cosas para enfrentarnos a estos dilemas,
como limitar nuestra población, ser justos en el consumo distribuyendo bien los
recursos, cambiar nuestro sistema energético para reducir los problemas de
cambio climático, controlar nuestras sustancias tóxicas, proteger nuestra
pesca, proteger la biodiversidad… Se puede hacer todo esto si contamos con
voluntad política, lo que significaría organizar a la población mundial para
que estemos verdaderamente seguros, en lugar de seguir el sistema de siempre.
No hay nada pesimista sobre lo que podemos hacer. Lo pesimista es seguir
haciendo lo de siempre. Debemos cambiar y lo podemos hacer de forma que todo el
mundo viva mucho mejor.
- Entrevista efectuada por Isaac Hernández en El Mundo
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