jueves, 29 de agosto de 2013

Entendiendo el Emprendimiento Social - Parte 2 -


Las empresas sociales nacen con la unión voluntaria de un grupo de personas que generan empleo en un área geográfica donde las dificultades para encontrarlo son importantes. Territorialmente, las estas empresas  estimulan y aglutinan las potencialidades personales, coordinando además recursos que colectiva más que individualmente, contribuyen a generar riqueza.

El emprendimiento social, como instrumento de inserción en el mundo del trabajo y promoción profesional, ha contribuido positivamente dentro de las comunidades locales, dirigiéndose en múltiples ocasiones hacia la integración social por el trabajo de grupos de alto riesgo.

La defensa de la economía local en plena era de la globalización puede parecer anacrónica. Sin embargo, el rescate de la identidad local actúa como mecanismo social de defensa para las regiones. Estas economías adquieren una especial importancia con la globalización por los siguientes motivos:

  • Los mercados globales no son capaces de incluir a todos. La competencia global genera ganadores y perdedores; y a falta de economías locales activas, los perdedores se verán apartados de cualquier actividad económica y emergerá una subclase desempleada y marginada.
  • La globalización genera distancias sociales y medioambientales. Ante el incremento del número de personas que compran y producen para los mercados globales, las relaciones económicas, que son fuente de cohesión en las comunidades locales, se vuelven menos fuertes. El desarrollo económico local puede mantener las redes económicas locales y la cohesión social.
  • La globalización induce la homogeneización cultural. Una economía local activa contrarrestaría estos elementos.

La globalización crea vulnerabilidad económica. La especialización que ésta favorece hace a los entes económicos más vulnerables a la restructuración económica frente a cambios de la demanda de los mercados.  Una base económica local fuerte puede dar estabilidad en tiempos de crisis y ofrecer oportunidades para el desarrollo de nuevas actividades y la emergencia de ventajas comparativas.

Las empresas sociales  se constituyen como un modelo específico de Empresa que trata de combinar la eficiencia económica con la racionalidad social. Al mismo tiempo su carácter personalista favorece su consideración como instrumento de capacitación y formación, donde el aprendizaje proveniente de la acción empresarial es potenciada por el impulso común que da el proceso de decisión democrática. Su objetivo central, dar servicio a sus miembros y al entorno que las rodea, favorece notablemente el conocimiento de las necesidades locales y la forma de satisfacerlas.

La idea de servicio separa inconfundiblemente la mentalidad solidaria de la especulativa, la empresa capitalista de la empresa cooperativa. Así, mientras una sociedad capitalista tiene su única justificación en la cuenta de utilidad, una organización cooperativa la debe tener en el número y calidad de los servicios prestados a sus socios y a la comunidad en la que opera.
Las empresas sociales han demostrado ser organizaciones que contribuyen de forma decisiva al bienestar social. En un marco donde el estado del bienestar sufre una fuerte transformación y las políticas gubernamentales se decantan hacia la precarización del empleo a través de contratos temporales y a tiempo parcial, las empresas cooperativas han sido capaces de seguir su política de contratación estable a la vez que han aumentado el empleo, y siempre considerando el factor humano por encima del factor capital. Esto ha significado, por tanto, la creación de empleo a contracorriente y, por supuesto, también en etapas de reactivación económica.

Los emprendimientos sociales son organizaciones que vuelcan todos sus esfuerzos dentro de la comunidad a la que pertenecen. Este aspecto genera riqueza sobre el entorno, que a su vez, repercute en la propia empresa. A esto hay que añadir que, en un alto porcentaje de sociedades cooperativas, sus socios se muestran en disposición de realizar labores no remuneradas en la empresa, contribución en jornadas, conferencias, ferias, etc., y producción respetuosa con el medio ambiente.


Su contribución a la integración social es otro de los aspectos resaltables de estas empresas. En muchos casos, éstas ayudan a los marginados, inmigrantes, desfavorecidos, enfermos o discapacitados a mejorar sus condiciones de vida, a acceder a un puesto de trabajo, a obtener unos servicios asistenciales mínimos. 


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