miércoles, 14 de agosto de 2013

La Paz Imperfecta



Cuando Kant sostuvo que el reconocimiento de la meta de la paz perpetua entre las naciones era requisito necesario para lograr cualquier progreso seguro hacia un orden jurídico internacional, la guerra y su continua preparación era la principal preocupación delos gobiernos.  Hoy, el panorama es bien distinto: los conflictos no se dan entre Estados sino en el interior de los mismos pese a la existencia de sistemas supranacionales de mediación.  Esto revela la necesidad de un nuevo empoderamiento pacifista guiado por un nuevo enfoque de lo que entendemos por paz, pero no de paz como algo perfecto, acabado, perpetuo, sino como un proceso imperfecto, inacabado.  De ahí que algunos investigadores, opten por la llamada “paz imperfecta”, definida por Francisco Muñoz, ex director del Instituto Paz y Conflictos de la Universidad de Granada,  que conlleva:

- Una ruptura con las concepciones anteriores de la paz como algo perfecto y no alcanzable en el día a día;

- El reconocimiento de las realidades, prácticas y acciones pacifistas y sus capacidades para actuar y transformar su entorno más cercano;

- La anticipación y planificación de los posibles futuros conflictos.

La “paz imperfecta” señala un avance por cuanto si bien reconoce imperfección de la condición humana, también percibe que nuestras relaciones están caracterizadas por decisiones y acciones guiadas, la mayoría de veces, por la regulación pacífica o noviolenta de los conflictos lo que permite que los seres humanos en nuestras continuas tentativas, procesos y ensayos tengamos cotidianamente más momentos de paz que de violencia o de guerra.  Para percibir esos momentos es necesaria una actitud positiva abierta y de encuentro con los “otros”.  Se trata de comenzar a construir la paz desde los espacios más próximos, desde nuestras experiencias personales y sociales, porque si queremos la paz debemos prepararla nosotros mismos, porque los paradigmas de paz anteriores han sido inútiles y se precisa “crear un espacio donde la creatividad pueda desarrollarse, un espacio donde las soluciones incluso parciales, relativas, pequeñas e imperfectas, sean posibles”.  Esto implica una nueva orientación epistemológica y didáctica que consiste en:

- Investigar las características de los momentos de paz reconociendo su carácter procesual y, por consiguiente, imperfecto, en lugar de basar la investigación en la guerra o la violencia.

- Educar aprovechando como elemento esencial de nuestro aprendizaje dialógico esas vivencias y experiencias positivas que favorecen las relaciones humanas y que resuelven  de manera pacífica, casi siempre, nuestros conflictos de intereses.  Educación por consiguiente optimista, fundada en el respeto compartido por la dignidad humana y por la construcción colectiva de una ética mínima sobre la que se sostiene la convivencia.

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