Es frecuente encontrar en
las sociedades actuales un sector público que provee deficientemente los
servicios sociales. Paralelamente, el sector privado es acusado a menudo de
tener una actitud poco ética, ya sea con sus empleados o con sus clientes, y preocuparse
escasamente por los efectos medioambientales y sociales de su actividad. Los emprendedores
sociales nacen con la voluntad de corregir estas deficiencias.
Para definir al “emprendedor
social” debemos ver los fundamentos de sus dos componentes.
El
componente emprendedor
Empezar un negocio no es condición necesaria
ni suficiente para ser emprendedor, los emprendedores no tienen por qué ser necesariamente
inventores, sino que simplemente tienen que adoptar una visión creativa la hora
de poner en práctica invenciones de otros.
Los cuatro aspectos diferenciadores del emprendimiento son:
Destrucción creativa: la generación de
productos o servicios innovadores destruye los que estaban previamente en el
mercado.
Creación de valor: el emprendedor traspasa
recursos económicos de un área de baja productividad a una de alta productividad
y mayor rendimiento.
Identificación de oportunidades:
un emprendedor no genera cambio, sino que explota las oportunidades que el
cambio brinda.
Ingenio: la capacidad de los
emprendedores no solo de aprovechar oportunidades, sino también de afrontar los
retos que comporta la falta de recursos para llevarlas a cabo.
A estos cuatro puntos clave se les puede
añadir un quinto elemento igualmente importante: la elevada capacidad de
aceptar el riesgo.
En resumen, el emprendimiento implica
convertir una idea nueva en una innovación exitosa utilizando habilidades,
visión, creatividad, persistencia y exposición al riesgo.
El componente social
Un factor clave que distingue a un proyecto
de emprendimiento social es la existencia de fines sociales. Es decir, la línea
que separa a los emprendedores empresariales de los emprendedores sociales es
el compromiso de los últimos de crear un impacto social. Pero, ¿a que nos
referimos por ‘social’? Un emprendedor social no solo es una persona altruista,
sino que debe mostrar una clara determinación por hacer una contribución a la
sociedad.
Hay dos aspectos a tener en cuenta cuando se
analiza el enfoque social del emprendedor:
Objetivos altruistas: aunque no exista acuerdo
sobre la medida en que los fines socialesdeben estar presentes, estos siempre
lo están. Como hemos apuntado, el punto a clarificar
es si el fin social es un objetivo único,
principal, importante, o simplemente secundario.
Papel que juega el grupo
de la sociedad al cual se dirige el proyecto: en el caso del emprendimiento
social, el beneficio es para ese determinado grupo y en el proceso se implica o
compromete al grupo.
En cuanto al tipo de beneficios que un
emprendedor social puede generar, estos pueden ser de dos tipos:
Directos: servicios, becas, infraestructuras,
etc.
Indirectos: empleo (aunque este también pueda
considerarse un beneficio directo), integración social, etc.
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